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Foto del escritorMariano González Cantú

Melancolía Subterránea: La innovadora reinvención de Bob Dylan

Actualizado: 14 sept 2020

A finales de julio de 1965, Bob Dylan se presentó en el Newport Folk Festival en Rhode Island, en el que se convertiría en uno de los momentos más importantes en la historia del rock. Dylan ya había aparecido en las dos ediciones anteriores del festival, interpretando tempranos clásicos tradicionales de folk como “Blowin’ in the Wind” y “The Times They Are a-Changin’”, rápidamente se ganó a la audiencia de la escena del resurgimiento de la música folk. Pero para mediados de 1965, el cantautor nativo de Minnesota, comenzó a tener una afición por la experimentación musical. Inspirado por la popular música de la invasión británica liderada por los Beatles, los Rolling Stones y The Kinks, Dylan empleó una banda eléctrica por primera vez aquel año, dando inicio al período que lo consagraría como una reacia estrella de rock.

El primer disco que demostraría el cambio radical en la música de Dylan, en un momento en el que ya se había catapultado a la fama internacional, llegó en marzo de 1965. Su nombre, Bringing It All Back Home (en español “trayéndolo todo a casa”), es una respuesta musical a la invasión británica, pues enuncia un regreso al éxito y relevancia de la música rock americana. El single que inauguró esta nueva dirección a la que se dirigía su música fue “Subterranean Homesick Blues”, que mezcló la complejidad lírica y protesta política con un sonido eléctrico muy alejado a su trabajo precedente; fue su primer hit comercial en la lista de Billboard y también introdujo su música a los fanáticos del rock contemporáneo. También en aquel período comenzó a colaborar con una banda canadiense llamada The Hawks, que después, impulsados por la música de Dylan, se convertirían en The Band. En Bringing It All Back Home, además de “Subterranean Homesick Blues”, también aparecen otras grandes piezas, desde “Maggie’s Farm”, una crítica al capitalismo y “Mr. Tambourine Man”, que había sido anteriormente grabada por The Byrds de la mano de Dylan, ambas canciones clásicas irrefutables. Prácticamente todos los demás cortes del álbum son excelentes demostraciones del inicio del período más fructífero de la carrera de Dylan. “She Belongs to Me”, “Outlaw Blues”, “It’s Alright, Ma (I’m Only Bleeding)” e “It’s All Over Now, Baby Blue” son todas sobresalientes. Además de ser el primero de tres álbumes de Bob Dylan que llegarían en un período prolífico de 15 meses, también se podría decir que junto con Mr. Tambourine Man de los anteriormente mencionados Byrds, este es el primer álbum en combinar el folk y el rock exitosamente.

Fue en estas circunstancias en las que Dylan llegó a Newport en julio de ese año, a presentarse ante un público que esperaba música más tradicional, ignorando el cambio drástico en las grabaciones del cantante. Aunque originalmente ensayó canciones como “All I Really Want to Do” y “Love Minus Zero”, ambas piezas con un sabor más folk, cuando llegó el momento del concierto, Dylan, realizó un acto impugno hacia las costumbres de aquel festival. A pesar de que solo una minoría de los espectadores puristas fueron hostiles contra Dylan y su banda debido a su uso de instrumentos eléctricos, esos pocos asistentes al festival fueron suficiente para que se creara toda una controversia en Estados Unidos y muchos aficionados del folk lo denominaran como “Judas”. No obstante, la mayoría del público popular y los críticos elogiaron el valor artístico presente en su nuevo trabajo. Su segundo álbum “eléctrico”, titulado Highway 61 Revisited (la inspiración para el nombre de este sitio), es considerado por muchos como el mayor logro de toda la carrera de Dylan y uno de los mejores de toda la historia. El single que abre aquel legendario disco es también el que tras su lanzamiento se convertiría en su mayor éxito comercial, “Like a Rolling Stone”, de la cual ya se hablado incansablemente desde su publicación. Esa ha sido llamada por críticos y expertos de la historia del rock como tal vez la mejor canción de la historia, analizando el contexto y tiempo en el que salió, esto no es una cosa muy descabellada de decir. “Like a Rolling Stone” merece todo un artículo para el análisis profundo de su importancia en el legado de Bob Dylan, pero si se tuviera que explicar en las menos palabras posibles, se diría que es simplemente la mayor obra maestra de todo su repertorio. El resto de Highway 61 Revisited también cuenta con otras canciones consideradas entre las mejores de Dylan como “Tombstone Blues”, “From a Buick 6”, “Queen Jane Approximately” y la canción homónima. La última, “Desolation Row”, con una duración de poco más de once minutos, es también una de las más influyentes de toda su carrera, inspirando, entre otras cosas, el título de la popular novela gráfica Watchmen, de Alan Moore.

El tercer y último álbum de la mejor “trilogía” en la historia del rock (junto con la de Berlin de David Bowie), lanzado en junio de 1966, es el doble LP Blonde on Blonde. En una ocasión, Dylan dijo “Lo más cerca que estuve del sonido que escuché en mi mente fue en bandas individuales en el álbum Blonde on Blonde. Es ese sonido de mercurio salvaje y delgado. Es metálico y dorado brillante, con lo que sea que evoque". La verdad es que una reproducción no es suficiente para digerir la totalidad del disco, pues este cuenta con tantas capas, texturas, arreglos, géneros y una profundidad poética que nunca se volverá a ver en esa escala en la música popular. “Just Like a Woman” y “Visions of Johanna” son dos de la más recordadas y aclamadas de Dylan, pero incluso siendo un doble LP con una duración de más de una hora, en ningún momento sufre de un bajón de calidad; todas y cada una de sus piezas (especialmente “Rainy Day Women #12 & #35”, “Pledging My Time”, “I Want You”, “Stuck Inside of Mobile with the Memphis Blues Again” y “Absolutely Sweet Marie") son inolvidables e imperdibles. Si Bringing It All Back Home y Highway 61 Revisited hicieron de Bob Dylan una figura central en el mundo del rock, Blonde on Blonde lo terminó por consagrar como el mejor cantante americano desde su majestad Elvis Presley.

La electrización de la música de Dylan es el equivalente musical a pintarle el dedo a la industria de la música. Él fue el primer artista popular de alto perfil en la memoria reciente en tomar un desvío en su estilo para exhibir las composiciones salidas de los rincones más recónditos de su mente. Grandes figuras como Ray Davies, Brian Wilson, los Rolling Stones y hasta los Beatles, los mayores rivales creativos de la época de Dylan, se vieron influenciados por él, dándole más profundidad y sofisticación a la música rock. Y fue aquel día en Newport en 1965 en el que se anunció la nueva voz de Dylan, en un concierto que se podría decir que es, junto con la llegada de los Beatles al Ed Sullivan Show en 1964 y el festival de Woodstock en 1969, uno de los momentos más importantes de la historia de la música y las artes.


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