Pocos años en la historia de la música son tan contradictorios como 1967. Aquel año se caracterizó por dos facetas musicales muy diferentes. En primer plano, definiendo el mensaje hippie de amor y paz en Estados Unidos, con un sonido sensible y amistoso, están canciones inmortales como “All You Need is Love” y “Respect” así como piezas de gran hermosura como “Brown Eyed Girl” y “Waterloo Sunset”. Pero la otra cara de la moneda demuestra un lado más oscuro de ese año; casi medio millón de jóvenes y adultos americanos estaban muriendo en Vietnam en una guerra que carecía de sentido. En el denominado “verano del amor” también estallaron protestas violentas a través de EU; las peores se dieron en la ciudad texana de Dallas. El comienzo de la batalla por los derechos civiles y reproductivos contra el establishment, así como asesinatos de figuras importantes como Malcolm X y Martin Luther King en años anteriores causaron revuelo nacional. En esa era de liberación ideológica, al igual que de toda la contracultura de la época causada por la violencia e inestabilidad, vio la luz música verdaderamente caótica y psicodélica que en el momento fue considerada transgresora. The Velvet Underground & Nico, Are You Experienced y Surrealistic Pillow son solo tres de decenas de álbumes definitivos de la segunda mitad de los sesenta y de la psicodelia en el rock. Fue en enero de ese año que llegó el debut homónimo de una de las bandas americanas más influyentes de la historia, The Doors.
The Doors llegó el cuarto día de enero de 1967. Casi al mismo tiempo llegó también el single debut del grupo, “Break On Through (To the Other Side)”, que junto con “Light My Fire”, “Soul Kitchen” y “The Crystal Ship” hizo del álbum un clásico instantáneo y definitivo de la época. Aunque ya no se diga tanto el día de hoy, en su momento, el disco no sonaba como absolutamente nada más en la radio. No obstante, fue todo un éxito comercial e hizo de la banda estrellas nacionales. A pesar de tener un sonido guiado por el teclado y el órgano, a diferencia de las bandas populares de aquella época, no se puede negar que su música es tan ácida y psicodélica como la de las improvisaciones en vivo de Grateful Dead y el trabajo en la guitarra del mismísimo Hendrix. La pieza que es muy probablemente la más pirómana y agitadora del disco es la que lo cierra, adecuadamente titulada “The End”. Dicha canción se originó tras la ruptura del enigmático vocalista Jim Morrison con su novia Mary Werbelow. Pero mientras fue avanzando el tiempo, las presentaciones en vivo de “The End” se hicieron cada vez más complejas y largas. Esta evolución de la pieza comenzó a darse poco a poco durante los legendarios conciertos que el grupo dio en el Whiskey a Go Go en Hollywood en 1966. En agosto de aquel año, mientras el grupo estaba en el estudio trabajando en el que sería su álbum debut, grabaron, en dos tomas, una larga versión de “The End”; la segunda, con una duración de casi 12 minutos, fue la finalmente elegida para cerrar The Doors.
Existen pocas canciones en la historia del rock que sean tan perturbadoras y provocadoras como esta. La característica principal de la canción es la letra y el canto de Morrison. La letra, se podría decir, es apocalíptica y atormentada. Nunca se ha sabido con exactitud cual es el significado real de esta canción. El fallecido Ray Manzarek, tecladista del grupo, creía que esta se trataba sobre el complejo de Edipo. El baterista John Densmore da la que es probablemente la teoría más acertada sobre su significado, citando la frustración de Morrison con distintos temas como el origen de la letra. Densmore cree que el uso literario del complejo de Edipo es una metáfora para distanciarse de los conceptos e ideas que impone la sociedad y dar independencia ideológica al individuo. El mismo Morrison dijo en más de una ocasión que para él nunca hubo un significado concreto de la letra, pues esta cambiaba de mensaje cada vez que la escuchaba. El acompañamiento minimalista, con una percusión terrorífica y agresiva la hace explotar a fiereza pura y desenfreno sin precedentes. La canción ganaría aún más inmortalidad tras su uso en la primera toma de la legendaria película de Francis Ford Coppola Apocalypse Now, dándole banda sonora a la inolvidable imagen de palmeras explotando. Puede que “The End” no cuente con la notoriedad de otras de canciones de The Doors, pero es indudablemente una de las canciones más estremecedoras de los anárquicos y revolucionarios años sesenta.
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