En una carrera marcada por muchos cambios drásticos de estilo, género y estética, no es nada fácil intentar listar las mejores canciones del extenso repertorio de David Bowie. La gran cantidad de música en su discografía también ha hecho que sus éxitos comerciales hayan opacada a docenas de grandes canciones que nunca tendrán la misma notoriedad. En esta lista solo se nombrarán quince de las gemas escondidas del mismísimo Ziggy Stardust, con la intención de representar lo mejor de cada época y período de la trayectoria de uno de los músicos más únicos y versátiles del mundo del rock.
Can’t Help Thinking About Me (1966)
En enero de 1966, con 19 años recién cumplidos, un joven cantautor londinense anteriormente conocido por su nombre de nacimiento, David Jones, lanzaría su primer single con el nombre artístico que se haría una leyenda en el mundo de la música. Acreditado a David Bowie with The Lower Third, “Can’t Help Thinking About Me” salió el 14 de enero de 1966. Para entonces, Bowie ya había pasado por varias fases musicales. Los tres singles que precedieron a este fueron tempranas experimentaciones con el blues, el R&B y el pop británico de la época. “Can’t Help Thinking About Me” no se considera el debut de Bowie, pero es con esa canción que comienza una carrera marcada por numerosos éxitos.
Memory of a Free Festival (1969)
Aunque una segunda versión fue sacada como single en 1970, la grabación superior de “Memory of a Free Festival” es la original, que aparece en el segundo álbum de Bowie y tiene una duración de poco más de siete minutos. Esta no fue la primera (ni la última) canción que Bowie regrabaría, en este caso fue por la creencia de la disquera sobre el potencial de la canción como single. “Memory of a Free Festival” es una de las primeras grandes y antemicas composiciones del músico británico, precediendo la música que definiría los principios de la siguiente década. Su legado es indudable, aunque la historia siempre la opaque con el otro hit de su álbum, un pequeño single llamado “Space Oddity”.
London Bye Ta Ta (1970)
Una de centenares de rarezas que nunca vieron la luz en la discografía de David Bowie, “London Bye Ta Ta” fue originalmente grabada en 1970 con la intención de replicar el éxito de “Space Oddity” como single. No obstante, antes de que fuera lanzada, fue hecha un lado y no sería disponible al público hasta aparecer en la compilación Sound + Vision de 1989. Es simple y fácil de recordar; una inolvidable joya escondida de la música de Bowie. Es triste que la canción nunca fuera oficialmente lanzada, pero tal vez esa es la razón por la cual llama la atención a cualquier fanático del Ziggy Stardust.
The Width of a Circle (1970)
Cuando uno piensa en la música de Bowie, el hard rock y heavy metal no son lo que usualmente se viene a la mente, pero en realidad eso se puede decir de mucho de su repertorio. “The Width of a Circle” es la canción que abre el muy infravalorado The Man Who Sold the World. Su duración es de poco más de ocho minutos y cuenta con dos secciones; la primera, liderada por poderosos riffs y un gran trabajo de Mick Ronson, el guitarrista de la banda que apoyaba a Bowie en aquel momento, The Spiders From Mars, y la segunda, menos pesada y energética que la primera y más influenciada por artistas contemporáneos como T. Rex. Esta pieza siempre es inexplicablemente pasada por alto, no obstante, se puede argumentar que es uno de los más grandes logros de Bowie y el icónico productor Tony Visconti.
All the Madmen (1970)
Durante su vida, Bowie tuvo solamente un medio hermano, Terry Burns. John Jones, el padre biológico de Bowie, adoptó a Burns tras casarse con su madre, Peggy. Desde temprana edad, Terry sufrió abuso psicológico por parte de su padrastro, quien siempre prefirió a su hijo. Sus tendencias psicóticas, inestabilidad mental y esquizofrenia se hicieron aparentes tras su tiempo en la fuerza aérea británica; pasó la segunda mitad de su vida en un hospital psiquiátrico hasta su suicidio en 1985. Aun así, su amor por la música influyó en la buena relación que tuvo con su hermano. “All the Madmen” que aparece en The Man Who Sold the World, fue inspirada en Terry y su terrible tiempo en el hospicio.
Black Country Rock (1970)
The Man Who Sold the World podría ser el disco más infravalorado de toda la carrera de Bowie. “Black Country Rock” es una de sus canciones clave y fue posteriormente lanzada como lado B de la primera versión de “Holy Holy”. En esta se expone una sensación e instrumentación que es intransigentemente blues y puramente rock. Esta es también una pieza que precedió la música de Ziggy Stardust y Aladdin Sane, inspirada por uno de los héroes del cantautor, Marc Bolan, de T. Rex. En el último verso, Bowie famosamente olvidó la letra y prefirió solamente hacer una imitación vocal de Bolan.
Andy Warhol (1971)
El lado 2 del exitoso Hunky Dory no cuenta con grandes clásicos como el primero, pero sus canciones, varias de las cuales rinden tributo a muchas de las inspiraciones de Bowie, son todas geniales. “Song for Bob Dylan” y “Queen Bitch” fueron escritas sobre Dylan y Lou Reed, pero “Andy Warhol”, dedicada al artista homónimo es la más extraña e interesante del montón. El trabajo de Ronson en la guitarra acústica ha sido pasado por alto por mucho tiempo, y en esta pieza en particular demuestra innovación y también pastiches de la música tradicional española. La maravillosamente extraña pero reconocible voz de Bowie es de igual manera esencial para darle un toque inquietante.
Holy Holy (1974)
“Holy Holy” fue originalmente lanzada como single en 1971, fracasando comercialmente. Para este punto, el movimiento glam, que se encontraba en su auge gracias a T. Rex, estaba comenzando a influenciar la música de Bowie. Durante las grabaciones de The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, se grabó una nueva y más ágil versión. No obstante, esta segunda grabación, aunque es la superior del par, no fue sacada hasta 1974, tres años después que fue grabada, ya que fue elegida para ser el lado B del single “Diamond Dogs”. La segunda versión de “Holy Holy” es otra gran pieza de docenas olvidadas en la amplia discografía de David Bowie.
Velvet Goldmine (1975)
“Velvet Goldmine” es otra pieza omitida salida de las sesiones de Ziggy Stardust. Musicalmente es muy similar al glam rock de Aladdin Sane y Diamond Dogs y también cuenta con un sonido más primitivo y tradicional de rock and roll, su letra calificada como “provocativa” en la época le impidió su lugar en un álbum de estudio. “Space Oddity” fue relanzada en 1975, con “Velvet Goldmine” y “Changes” como lados B. Años después, en 1998, saldría una película llamada exactamente igual que la canción, inspirada por ella y por el personaje de Ziggy Stardust, con Ewan McGregor y Jonathan Rhys-Myers en los roles protagónicos; Bowie nunca fue fanático de dicha cinta.
Always Crashing in the Same Car (1977)
Low es el primer álbum de la que después sería bautizada la “Trilogía de Berlín”, en donde Bowie, junto con Iggy Pop y el productor Tony Visconti, se trasladó a la capital de la entonces Alemania Occidental, para capitalizar su creciente interés por la música electrónica alemana, particularmente la de Kraftwerk y Neu!. De las numerosas piezas extraordinarias presentes en Low, “Always Crashing in the Same Car” es una de las más fascinantes y representativas; como su nombre lo dice, narra los repetidos choques de un hombre en el mismo auto. La temática está basada en una experiencia que tuvo el cantante bajo la influencia de cocaína.
Joe the Lion (1977)
El segundo álbum de la trilogía de Berlín, llamado “Heroes”, salió en octubre de 1977. El single que le da título al disco y “Beauty and the Beast” son las dos piezas más aclamadas y famosas de este. Entre esas dos, sin embargo, se encuentra “Joe the Lion”, que es la segunda del álbum, es tan esencial y deslumbrante como todas las demás. La letra rinde tributo al controversial artista performance Chris Burden. Como en varias de las canciones de aquel álbum, Robert Fripp, conocido por ser el guitarrista y líder del popular grupo de rock progresivo King Crimson, fue el guitarrista principal de “Joe the Lion”.
Fantastic Voyage (1979)
El disco que completa la Trilogía de Berlín, Lodger, es también el más extraño y experimental de los tres. Aquí se empiezan a implementar sonidos de world music y new wave, sin olvidar el uso continuo de los sintetizadores y las numerosas capas musicales que recuerdan al muro de sonido popularizado por Phil Spector. Como las demás piezas de la lista, “Fantastic Voyage” nunca sobresalió ni llegó al nivel de otras de su mismo álbum, pero es sin lugar a dudas una gran canción de aquel idiosincrático período. Brian Eno, quien también se convertiría en un colaborador habitual de Bowie, coescribió la pieza junto a él.
Teenage Wildlife (1980)
Del exitoso álbum Scary Monsters (And Super Creeps) salieron tres de los singles más icónicos de la carrera de Bowie, “Ashes to Ashes”, “Fashion” y la canción del título. Pero como con prácticamente todos los esfuerzos de su carrera, los singles no son los únicos momentos destacados de sus respectivos proyectos. “Teenage Wildlife” abre el lado 2 del disco. Esta pieza, que cuenta nuevamente con Robert Fripp en la guitarra y la producción de Tony Visconti, podría ser una de la más infravaloradas de toda la música de Bowie, quien dijo en una ocasión que fue en dicha pieza que intentó imitar el estilo vocal del grupo americano The Ronettes.
Criminal World (1983)
Las primeras tres canciones del quinceavo álbum de estudio de Bowie, titulado Let´s Dance, son nada más y nada menos que “Modern Love”, “China Girl” y el single homónimo. Basados en el gran legado de este muy conocido trío de piezas, no es ninguna sorpresa que el resto de las canciones del álbum fueran ignoradas. “Cat People (Putting Out Fire)” y “Shake It” son ambas buenas composiciones, aunque también algo olvidables. “Criminal World” es la verdadera gema olvidada de Let’s Dance y una pieza que todo fanático de la música de Bowie debería escuchar.
Like a Rocket Man (2013)
The Next Day fue el penúltimo disco de la carrera de Bowie antes de su muerte por cáncer en 2016. Junto con el lanzamiento de este álbum, llegó también The Next Day Extra, que contiene versiones alternativas de las canciones del álbum principal y también unas cuantas adicionales. Entre las adicionales se publicó “Like a Rocket Man”, rindiendo tributo a sus temáticas líricas de ciencia ficción presentes en populares cortes de los primeros años de su carrera, tales como “Space Oddity” y “Life on Mars?”. “Like a Rocket Man” es el ejemplo perfecto de una gran pieza desconocida de David Bowie.
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